La pésima noticia para la comunidad local fue informada por Toyin Ajamu, secretario privado de Oyewumi. El funcionario real lamentó el deceso y señaló que la tortuga había convertido a Ogbomoso en un centro de turismo y que su ausencia sería extrañada en gran medida. “Alagba vivió en el palacio durante siglos. La tortuga fue anfitriona de muchos monarcas en Ogbomoso en el pasado”, aseguró Ajamu.
El actual rey dedicaba especial atención al animal y hasta había destinado personal dedicado exclusivamente a su cuidado. Dos de sus empleados sólo estaban abocados a su atención, alimentación y salud. “Le proporcionaban alimentos, asistencia médica y otra logística para asegurarse de que recibía el mejor trato”, dijo el secretario. “Alagba recibía turistas que la visitaban todos los días desde diferentes partes del mundo”, explicó y advirtió que el sector turístico de la zona “están de luto por su muerte”, de acuerdo a BBC.
El rey Oyewinmi está analizando junto a sus colaboradores mantener vivo su recuerdo. Para ello, además de una dedicación exclusiva a su memoria en el palacio, tienen pensado embalsamarlo para preservar su cuerpo intacto, tal como vivió sus 344 años de vida. La tortuga fue una compañía no sólo para el actual monarca, sino para toda su ascendencia, durante tres siglos y medio. El impacto en la comunidad es total.
Mientras Alagba veía por primera vez la luz en 1675, el mundo continuaba girando sin reparar en ella. Es más, seguramente no haya sido bautizada con el nombre con el cual pasó a la inmortalidad, sino con algún otro menos cronológico.
El 5 de enero de aquel año comenzó la batalla de Turckheim, una contienda bélica entre Francia y Holanda que duraría unas tres semanas. Estaba enmarcada en la guerra que había comenzado tres años antes. Las fuerzas francesas rondaban en alrededor de 30 mil soldados, mientras que la capacidad de el Sacro Imperio Romano y Brandeburgo alcanzaba los 50 mil.
Otro hecho con implicancias más actuales también sucedió en aquel año de la tortuga. El 10 de agosto el rey Carlos II de Inglaterra funda el Real Observatorio de Greenwich, una base astronómica aún en pie en la misma ciudad que hoy forma parte de la National Maritime Museum en Londres. Su construcción se inició el 11 de agosto de aquel año.
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